[Atlético] Hartos del FC Barcelona por Griezmann

Corría el pasado mes de noviembre y Antoine empezaba a responder con un lacónico ya se verá cuando era preguntado por su ansiada renovación. Cerezo y Gil Marín empezaban a tragar saliva pensando en lo que se les venía encima. 

Mucho fantasearon los medios durante el pasado verano elucubrando sobre el porqué de la no salida de Griezmann. Es cierto que cualquier jugador del calibre del francés jamás está exento de rumores sobre su futuro, pero la marcha de Neymar desde Barcelona al PSG y el cash que esto dejó en las arcas culés, hizo pensar que la maquinaria de Bartomeu se volcaría en contrarestar tal desagravio con la llegada de un crack de talla mundial. Y Antoine lo es.

Por todos es alto conocido que las relaciones Atlético-FC Barcelona han sido a lo largo de los últimos años más que fluidas. Traspasos entre clubs como los de Arda Turan o Villa hacían pensar que las negociaciones podrían llegar a buen puerto. Un impedimento: la sanción de no fichar impuesta por la UEFA al Atlético de Madrid. Precisamente dichas buenas relaciones unidas a esta salvedad pudieron ser las causantes del frenazo a la operación. 

Pero el fútbol, como la vida, es para los listos. A pesar de que muy posiblemente la directiva colchonera respiró aliviada tras la llegada en enero de Coutinho al Barça, unida a la anterior en verano de Dembelé, que supuso un desembolso económico considerable para las arcas culés, el rum rum mediático sobre la posible llegada de Griezmann a la Ciudad Condal jamás llegó a silenciarse del todo. 

No hizo mucho el francés tampoco por silenciarlo. Siempre ambiguo en las declaraciones relativas a su renovación, parecía dejarse querer. Ayudaron menos aún las desafortunadas declaraciones de Guillermo Amor, responsable de las Relaciones Institucionales y Deportivas del primer equipo del FC Barcelona, dejando entrever que Antoine gustaba, y mucho, dentro de la cúpula directiva blaugrana. De poco sirvió que después Robert Fernández, actual Secretario Técnico culé, intentara solventarlo. El daño ya estaba hecho y Enrique Cerezo cogía un taxi de camino a casa de Antoine con un pastel de trufas y un vinito francés. Todo se soluciona más fácil entre amigos con una distendida tarde de domingo.

Y casi surtió efecto la jugada del presidente rojiblanco. Un efervorizado Griezmann reconocía apenas hace unos días, tras la ida de las semifinales de Europa League ante el Arsenal en Londres, que bueno, que estaban empezando a negociar, que bueno, que sí, que ahí estaban, que todo se podía solucionar. 

Todo parece indicar que el Atlético ofrece a Griezmann la misma cantidad por año que el conjunto culé, o incluso algo más. Pero también se sospecha que el francés tiene "algo pactado" con Bartomeu desde el pasado mes de diciembre. La cláusula de Griezmann -esa misma que dice ahora el FC Barcelona que está dispuesto a pagar- desciende de los 200 a los 100 millones de euros a partir del 1 de julio, un precio más que razonable en los tiempos que corren por hacerse con los servicios de una estrella mundial.

Todo lo demás, paripé: el cabreo de unos, las excusas de los otros, los dimes y dieretes, hasta las declaraciones de Luis Suárez acogiéndolo en el seno del vestuario azulgrana o las de Gabi hace un par de meses dándole un cate mediático en público, son las situaciones propias de quién se muda de una casa en la que lo es todo rumbo a otra donde hay más de un gallo al que echar de comer.

Con respecto al balón, mucho que analizar. Si se criticó al Real Madrid del primer mandato de Florentino, el de los Galacticos -¿se acuerdan?-, porque parecía más un equipo de PlayStation o una ONG futbolística de gira mundial que un conjunto en el que imperase algún criterio, sobre todo en cuanto a lo que a defender se refiere, deberíamos prepararnos para hacer lo mismo con el FC Barcelona de confirmarse la llegada de Antoine. Por otro lado, mejor ni hablar del escenario que se plantearía con Dembelé, comprado a precio de oro y que parece haber vivido no solo castigado por las lesiones sino también bajo el peso de la presión. 

Imaginamos que Valverde -a quien tampoco le amarga un dulce- está empezando a llevarse las manos a la sien intentando vislumbrar un once que encajar: ¿Griezmann con Luis Suárez y Dembelé?, ¿Messi haciendo de Iniesta por detrás? ¿Dónde pongo a Coutinho? Mal asunto con el argentino, que no presiona mucho, si le sitúas en mediocampo, además. Aunque claro, suponemos que el técnico azulgrana sabe que el diez puede hacer lo que le venga en gana. Por algo es quién es. Imaginamos que también se lo han dejado bien claro a Antoine: ¿que en el Atlético corrías mucho? ¿Como todos los demás? Pues aquí vas a correr lo mismo, o mucho más. Aquí vas a correr por ti y por ese que lleva el diez a la espalda.

Lo único cierto es que el Atlético de Madrid vive molesto estos días con la situación. Es comprensible. Sin embargo, dentro del mundo del fútbol muy pocos dejan algo a la improvisación. La situación de desgravio a la que se está viendo sometido el conjunto colchonero, y que denuncia del FC Barcelona, es posiblemente la misma a la que ellos someten o hayan sometido a algún otro club. Que nadie piense que Enrique Cerezo y cía no tienen un plan B. No sabemos si Simeone lo tiene, pero el entrenador argentino en exprimir al máximo a los suyos bueno es. Cualquier delantero que presumiblemente sustituya a Griezmann sabe que, en principio, la posiblidad de hacerte crecer el Cholo te la da. Y si no, que se lo pregunten a Antoine.