Radiografía de Claudio Giráldez: el proyecto que necesita el celtismo

En una serie de giros vertiginosos que culminaron en el día de ayer, la directiva encabezada por Marian Mouriño tomó la drástica decisión de relevar a Rafa Benítez de su cargo. Benítez, la gran apuesta del centenario, había perdido completamente el respaldo del vestuario y su destitución era, en cierta medida, previsible dada la falta de resultados. Sin embargo, lo más sorprendente de la jornada fue la elección de Claudio Giráldez, el hijo pródigo del celtismo, como su sucesor. Claudio, hasta entonces al mando del Celta Fortuna, se había labrado una reputación destacada al frente del equipo filial, conocido cariñosamente entre los aficionados como Celta Fantasía por su juego vibrante y entretenido que desplegaba jornada tras jornada. Este filial, compuesto mayoritariamente por jóvenes formados en la cantera de A Madroa y sin experiencia en la categoría, se había codeado con los grandes de la Primera Federación durante dos años consecutivos.

Claudio representa el reclamo de una afición que cada vez abraza más fervientemente el modelo de cantera que el club, aunque siempre lo proclamara de palabra, había descuidado en la práctica durante mucho tiempo. La llegada de la nueva presidenta, acompañada por la incorporación hace unos meses del director de fútbol, Marco Garcés, ha marcado un cambio de rumbo en la directiva, que ahora parece dispuesta a escuchar a los aficionados y a ser consecuente con su discurso. Con la unión entre equipo y afición más viva que nunca, y el retorno al modelo que identifica al celtismo, el club encara las últimas diez jornadas cerrando filas, con la esperanza de alcanzar sus objetivos gracias a la fortaleza que otorga remar todos en la misma dirección.

¿Quién es Claudio?

Claudio Giráldez, gallego de 36 años nacido en Porriño, a 11 km de Vigo, se convertirá en el entrenador más joven de Primera División en la actualidad. Inició su formación futbolística en las canteras del Real Madrid y el Atlético, pero una lesión temprana truncó su progresión. Volvió a Galicia y militó en clubes como el  Pontevedra, Ourense o Coruxo, hasta que decidió dejar atrás su sueño de ser futbolista profesional y dio el salto al mundo de la dirección técnica siendo todavía muy joven.

Tras iniciar su etapa en los banquillos en el Porriño Industrial, hace 9 años Claudio se embarcó en el proyecto de la cantera celeste, en el club de sus amores, y fue ascendiendo poco a poco en las categorías inferiores debido a las excelentes valoraciones que recibía su trabajo. Su nombre empezó a resonar públicamente cuando tuvo la oportunidad de dirigir al Juvenil A, con el que se proclamó campeón de División de Honor, estableciendo récords de goles y puntos para el club y llegando a las semifinales de la Copa de Campeones, donde compitió de igual a igual contra los grandes equipos a nivel nacional.

Su labor dio frutos y cuando fue necesario reconducir la situación del filial, que bajo la dirección de Onésimo había descuidado la formación para centrarse únicamente en competir, el club encontró en Claudio la figura perfecta para liderar esa transición. La renovación completa de la plantilla y la apuesta por el talento, aunque sin experiencia en la Primera Federación, resultó en un inicio complicado. En el primer tercio de la competición el equipo a penas había conseguido ganar un par de partidos y se situaba en puestos de descenso. A pesar del buen juego que mostraban, cometían muchos errores impropios de la categoría que les complicaban mucho competir. Sin embargo, una vez que el equipo se adaptó a la competición, despegó hacia la parte alta de la tabla, acumulando victorias y elogios por donde pasaba, consolidándose en puestos de promoción que mantuvo hasta el final. En los playoffs, el Eldense, que sobrevivió a un primer tiempo colosal del filial en Balaídos, fue el verdugo en la vuelta.

Esta segunda temporada también comenzó llena de incertidumbres. La columna vertebral de aquel equipo que había maravillado la temporada anterior ya no estaba. Los Carlos Domínguez, Miguel Rodríguez y Hugo Sotelo definitivamente habían dado el paso al primer equipo, y otros grandes futbolistas como Iker Losada, Sergio Barcia, Medrano o Lauti emprendieron el camino hacia Segunda División. Parecía un reinicio desde 0, y nadie esperaba que los pupilos de Giráldez fuesen incluso a superar los registros anteriores. Sin embargo, si algo define a Claudio es su capacidad de adaptación y su habilidad para encontrar soluciones, manteniendo un equilibrio entre la paciencia con los jóvenes y la exigencia competitiva. Siempre bajo una identidad valiente y ofensiva, el equipo demostró una vez más su capacidad para competir y jugar un fútbol vistoso que enamoró a la afición.

Desmenuzando su sistema

Claudio es un entrenador moderno, con una visión particular del fútbol y los futbolistas, que prioriza los roles sobre los individuos. Esta temporada, el Fortuna arrancó con apenas un central sano en nómina y jugando predominantemente en un sistema 3-4-3 ó 5-2-2-1, según se interprete, al que introduce numerosos matices según el partido, pero raramente lo modifica por completo. Los centrales más utilizados son jugadores reconvertidos por Giráldez, como los casos Yoel Lago, mediocentro de formación, quien no debería tardar en subir al primer equipo, Javi Rodríguez (lateral), Joel López (lateral), Manu Fernández (mediocentro), y últimamente está subiendo del C a Meixús, capitán de su juvenil A y que sí conoce el oficio de central. Hugo Álvarez, el futbolista que pone la magia en el equipo, suele empezar como carrilero izquierdo, siendo extremo de formación, aunque en muchos momentos le vemos también en la línea de mediapuntas.

Este sistema le permite sacar provecho de la versatilidad de sus jugadores y convertir la escasez en una virtud, extrayéndoles rendimiento en todas las posiciones, y moldear el equipo en base a los perfiles que escoge. Otra característica distintiva en el porriñés es que no se casa con nadie, todos los futbolistas suelen gozar de oportunidades en algún momento, y si las aprovechan tienen continuidad. No teme hacer cambios en el descanso cuando algo no le gusta o las necesidades cambian, ni dejar en la caseta a los pesos pesados si no están cumpliendo las expectativas. Una dirección de campo valiente que generalmente le genera buenos resultados, y cuando se equivoca es el primero en levantar la mano y en tratar de comprender su error para no repetirlo. Desde hace tiempo, el celtismo tiene claro que la estrella del Fortuna tiene nombre y apellido: Claudio Giráldez.

En cuanto al estilpo de juego, el fuerte de Claudio es la táctica. Es un perfeccionista que siempre se asegura que sus jugadores estén completamente informados de su papel en el campo. Aunque su sistema se mantiene relativamente constante, el diablo está en los detalles. A Claudio le gusta que su equipo esté preparado para adelantar la presión y dominar el encuentro, o dar unos pasos hacia atrás y salir rápido al contragolpe. Se adapta si hay que defender más anchos o estrechos. Con un pequeño ajuste táctico, dado la versatilidad que exprime de sus jugadores, es capaz de cambiar el sistema defensivo o reorganizar a sus jugadores en el campo para sorprender al rival. El resultado es un equipo coral, bien trabajado, que sabe qué hacer en cada momento, y que practica un fútbol atractivo que nunca renuncia a ser valiente independientemente del marcador.

Primer equipo: el reto de Claudio

A pesar de las muchas cualidades de Claudio, no se puede ignorar el desafío que tiene por delante. La situación deportiva es crítica: el equipo ha ganado solo cinco de sus 28 partidos y se encuentra apenas dos puntos por encima del descenso. Es probable que Claudio nunca hubiera recibido esta oportunidad en otras circunstancias, pero el margen de error que tiene es mínimo y el período de adaptación a una categoría con algunos de los mejores entrenadores del mundo es breve. A su favor, Claudio conoce a la perfección los entresijos del primer equipo debido a su larga relación con el club. Además, contará con el apoyo de una plantilla que sale de una relación desgastada con su anterior técnico y que ahora tiene una nueva oportunidad para demostrar su valía. Aunque no alcanzar el objetivo sería una decepción, lo cierto es que es difícil empeorar el rendimiento del equipo hasta la fecha.

El celtismo está ansioso por conocer las primeras decisiones de Claudio en clave primer equipo. Nunca antes ha dirigido a un vestuario tan veterano y su primera tarea será ganarse el respeto del grupo, especialmente de los jugadores más experimentados. Por lo tanto, es probable que de primeras veamos pocos cambios en la composición del equipo en comparación con la era de Benítez, y las mayores diferencias las encontraremos en la pizarra. El Celta debería transformarse en un equipo propositivo, que busca dominar los partidos y marcar más goles que el rival, en contraposición a la mentalidad más conservadora de Benítez. El cambio de rumbo es total y los resultados en las próximas jornadas determinarán su validez.

Claudio Giráldez es más joven que Iago Aspas y le han preguntado por ello en rueda de prensa, la respuesta:

? "Parezco su padre, físicamente estoy mucho más cascado".

? "Nadie me ha dicho nada del DNI". pic.twitter.com/qE9BU2rGOi

— Relevo (@relevo) March 13, 2024

En la lista de tareas de Claudio, además de convencer y cambiar radicalmente el modelo de juego, estará incrementar el rendimiento individual de muchos futbolistas, que estaban lejos de su mejor versión con Benítez. Hay casos evidentes por falta de minutos u oportunidades (Carles Pérez, Douvikas, Swedberg, Miguel Rodríguez o Hugo Sotelo), otros que estaban yendo a menos con el paso de las jornadas (Bamba, Starfelt, Unai, Manu Sánchez), y el caso más sangrante, el de Iago Aspas. El de Moaña, estrella y alma del equipo, estaba muy poco optimizado, jugando y recibiendo la mayoría de balones muy lejos del área contraria, que es donde él lleva peligro. En el otro extremo, hay un pequeño grupo de futbolistas al que Benítez le estaba sacando rendimiento, como son Larsen, Luca y Mingueza, a los que Claudio deberá seguir fomentando su estado de forma. Por otro lado, sus alumnos aventajados en el Fortuna, como Hugo Álvarez, Javi Rodríguez, Damián o Yoel Lago, también deberían ir teniendo mayor presencia en el primer equipo poco a poco.

Cada vez que hay un cambio en el banquillo, existe un reseteo en las cabezas de los futbolistas, que se prolonga más o menos en el tiempo, pero que durante unas semanas sirve para que todos se esfuercen al máximo para ganarse un sitio en los planes del nuevo técnico. Esperemos que esa motivación adicional en la plantilla, junto a un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles, sea suficiente para obtener buenos resultados en los próximos enfrentamientos, especialmente contra rivales directos como el Sevilla y el Rayo, que serán cruciales para los intereses del Celta.

La destitución de Benítez, además de otorgarle responsabilidad a Claudio, también responsabiliza a la plantilla, que en cierta medida contribuyó al cambio de entrenador debido a la tensión insostenible en el vestuario. Ahora les toca demostrar que estaban en lo correcto al buscar un cambio y que están comprometidos con los objetivos del equipo.

El celtismo estará apoyando a Claudio con más fervor que nunca, pues quizás nunca antes había deseado tanto que un proyecto tuviera éxito como el de Claudio Giráldez. Un hombre de la casa que representa a la perfección los valores del club. El orgullo. La ‘afouteza’. Esperamos de corazón que hoy sea el primer día de un largo y exitoso futuro. La primera piedra de los próximos 100 años. El modelo que el Celta necesitaba.