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Crónica del partido DEPORTIVO - BARCELONA. Jornada 35.

VICTOR PENíN 0
Experto fantasy
30 ABR 2018 / 8 MINUTOS LECTURA

El choque de las sonrisas y las lágrimas. Llovió sobre Riazor y lloró el deportivismo. El conjunto coruñés saltó al campo como el animal que entra al matadero conociendo su destino. Caminó continuamente sobre el alambre durante el partido, sin perderle la cara, pero consciente de que le tocaba bailar con la más fea en la fiesta de graduación del instituto. Enfrente, un FC Barcelona que certificó su vigésimo quinto campeonato nacional de liga. Celebraciones comedidas de los azulgranas. Ni el escenario ni el juego ofrecido durante ciertos tramos del partido daban lugar a nada más propicio. Séptima liga culé y tercer descenso del Deportivo en las últimas diez temporadas. Para el recuerdo un Riazor puesto en pie aplaudiendo a Andrés Iniesta, a pesar de la evidente agonía.

Noche de contrastes la vivida sobre el verde al amparo de la torre de Hércules. El Deportivo, perdido y sin rumbo durante buena parte de la temporada, encaraba, previo pasillo, el choque frente al FC Barcelona conocedor de que el tiempo corría en su contra. Obligado a ganar para seguir nadando hacia la orilla, acabó muriendo cuando atisbaba la tenue luz del faro en la lejanía.

Atrevido Seedorf en el planteamiento, decidió no achicarse ante lo que se le venía encima. Cuatro en rombo en el medio, con Emre Çolak como guía, Borges y Krohn-Dehli en bandas y Guilherme por delante de la defensa, formada por Luisinho y Juanfran en los laterales y Schär con Albentosa como pareja de centrales. Rubén bajo palos. Arriba Lucas Pérez, esta vez acompañado por Borja Valle. Adrián, con molestias a lo largo de la semana, no se recuperaba a tiempo.

El FC Barcelona saltaba a Riazor con el título de liga en el bolsillo. Al equipo de Valverde le bastaba con el empate inicial para regresar a la capital catalana como campeón y afrontar el clásico ante el Real Madrid con la tranquilidad de quien llega a clase con los deberes hechos. Ter Stegen bajo palos, con Semedo, Piqué Umtiti y Jordi Alba como línea de cuatro defensiva. Busquets en el medio asistido a los lados por Rakitic y Coutinho. Arriba Luis Suárez, Dembelé y Messi. Iniesta, tras la exhibición en la final de copa y anunciar su adiós al Barça esta semana, iniciaba esta vez el partido desde el banquillo.

Apenas había transcurrido en el partido un brillante regate de Dembelé sobre sí mismo, cuando llegó el primer gol. Encaraba Messi a la defensa deportivista, cedía sobre el francés que, tras intentar zafarse de Luisinho, la dejaba atrás sobre Coutinho. El brasileño, algo escorado dentro del área, remataba de primeras colando el esférico a media altura a la derecha de Rubén.

Adelantó líneas el Deportivo, asumiendo riesgos, tan necesarios como suicidas, pero si algo tienen los equipos que se sienten excesivamente apretados es que son capaces de extraer una versión de sí mismos muy distinta a la ofrecida a lo largo de la mayor parte de la temporada. Un acercamiento de Çolak y un cabezazo de Albentosa tras zafarse de la marca de Busquets a la salida de un córner espolearon al conjunto herculino. Al paradón de Ter Stegen tras el remare del central deportivista le siguió el remate de Lucas Pérez al rechace, bien anulado por posición anti reglamentaria. Burgos Bengoetxea acertaba.

Primera amarilla del encuentro para Schär por agarrón sobre Coutinho cuando éste encaraba la frontal tras una dejada de tacón de Luis Suárez. Brillante el uruguayo ayer en el acompañamiento. Parco en la definición, se disfrazó de mediocampista para asistir magistralmente en varias jugadas del partido. Se llegaba a la media hora de juego con un remate muy alto de Borja Valle sobre la portería de Ter Stegen y una triangulación entre Jordi Alba, Coutinho y Suárez que finalmente remataba de cabeza Messi fuera. Dos minutos después, Rubén frenaba un magistral lanzamiento de falta del rosarino y demostraba porqué con él se puso fin al baile de cancerberos vivido esta temporada en el conjunto herculino.

Un remate de Coutinho que sale a la izquierda de Rubén seguido de la consiguiente réplica por parte de Çolak, fueron el preludio de una nueva sacudida eléctrica deportivista. Centro del turco al que no llegaba Borja Valle en boca de gol. Otro centro de Guilherme que remataba completamente solo libre de marca Schär muy arriba cuando se cantaba el empate en la grada. El Deportivo le competía el partido al Barça a sacudidas, por oleadas. La Costa da Morte siempre fue de mar fuerte y embravecido.

Y cuando mejor estaba jugando el once coruñés, se sacó Dembelé un poco de espacio, encaró a la defensa, abriendo finalmente a banda derecha sobre Suárez. El delantero azulgrana se sacó un pase de exterior sobre la zaga blanquiazul y dejó el remate franco para Messi. El argentino fusilaba a Rubén, que pudo hacer bastante más. Segundo del conjunto catalán, que veía la liga más cerca. Mientras, el Deportivo, la orilla más lejos.

Sin embargo, a cinco minutos del descanso, Riazor se sacudía el hielo. Marcaba Lucas Pérez tras una buena jugada trenzada por Krohn-Dehli y Borja Valle. Recortaba distancias en el marcador y tomaba una bocanada de aire. Así, sin más, encaraban los jugadores el túnel de vestuarios.

A la vuelta del descanso, veinte minutos de ligeros zarpazos. Un par de acercamientos de Messi y un remate alto de Umtiti a la salida de un córner, precedidos de una amarilla a Semedo por falta sobre Luisinho, fueron la antesala del empate del Deportivo. Pase en profundidad de Krohn-Dehli a la espalda del central francés del Barça, Borja Valle gana la posición y centra raso sobre Borges. El costarricense se la deja en bandeja a Emre Çolak. El turco, tan intermitente como brillante, empala sobre el marco de Ter Stegen. El empate subía al marcador y el Deportivo empezaba a creer que los milagros existían.

El partido empezaba a exigir cambios en el once azulgrana. Dembelé deambulaba y a Semedo el trabajo le desbordaba. Valverde daba a entrada a Denis Suárez por el francés para apuntalar el mediocampo. Sin embargo, lejos de convertirse en solución, el cambio sumió al Barça en unos minutos de desconcierto y exceso de pausa. Remataba Schär otro córner botado por Çolak y atajaba Ter Stegen sobre la línea. Respondía inmediatamente Luis Suárez tras dejada de Messi. Fuera a la derecha de Rubén.

Valverde, oliéndose otra caraja romana, daba entrada a Paulinho por Coutinho. Se hacía necesario seguir apuntalando el medio. Mientras tanto, Krohn-Dehli a lo suyo. Buen partido del danés, que quizás ha entendido los mecanismos de Seedorf cuando el barco ya ha empezado a hacer demasiadas aguas. Remate cruzado del volante deportivista que sale fuera por poco.

Messi, que pasaba por allí, aprovechaba un error de Guilherme en la salida para meter algo más de miedo en el cuerpo del deportivismo. Desbarataba la acción Albentosa. Pero el argentino, terco a la vez que insistente, silencioso a la vez que definitivo, empezaba a querer apuntalar el partido. Pisadita, caño y magistral pase a Luis Suárez desde la frontal. El uruguayo remataba mordido y Rubén atajaba sin demasiadas complicaciones. Apenas un minuto después, entrando en los últimos diez de partido, se establecía el peor de los escenarios posibles para el conjunto herculino. Denis Suárez  galopaba hacia la frontal. Cedía sobre Messi, que caracoleaba en el área mareando el esférico. El astro argentino asistía a Luis Suárez que, con todo de cara, se la devolvía al diez para que, solo ante Rubén, sellara la victoria, la liga y el descenso de categoría para el Deportivo. Ahora ya se trataba de nadar incluso cuesta arriba.

Seedorf daba entrada a Muntari por Guilherme a escasos segundos de que Messi, de nuevo, pusiera a todo la puntilla definitiva tras una nueva asistencia de Luis Suárez. El Barça se marchaba de nuevo en el marcador.

Alea iacta est. La suerte está echada. Fede Cartabia y Andone entraban por Borja Valle y Borges. Y Riazor se ponía en pie para recibir a Andrés Iniesta. Se marchaba Rakitic y entraba el manchego. Ovación para el ocho azulgrana por parte de una parroquia local ya vencida. De grandes es reconocer los méritos del rival cuando apenas te has relamido las heridas.

El partido se cerraba con una nueva ocasión para Schär a nuevo centro de Emre Çolak, el mejor de ayer de los deportivistas, y con un remate a bocajarro de Piqué que despejaba Rubén sobre la bocina.

De Burgos Bengoetxea decreataba el final. La alegría no fue por barrios, fue por mediocampos. Unos vencidos y sumidos en su particular pesadilla a un lado; al otro, vencedores sonrientes y aliviados celebrando un doblete bien trabajado. Nada que reprochar en la competición doméstica al equipo de Valverde. Mucho que analizar y recomponer del lado deportivista. Había un equipo para más que hubiese hecho necesitar los flotadores para menos. El FC Barcelona, sin embargo, consiguió mucho más de lo que en el mes de agosto pasado se hubiese presagiado. 


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