Los porteros con mejor coeficiente entre goles encajados y partidos disputados de la Liga

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Unai Simón
5.200.000€ -10.000€ 3

J32

4

J31

-

J30

10

J29

6

J28

PT

1 15

Su portería solo se ha visto perforada tres veces, en los siete partidos en los que ha estado y se ha coronado como el guardameta más seguro, debido al mejor coeficiente de goles encajados en los partidos diputados. Lleva una media de 0,43 tantos por encuentro.

Posteriormente se sitúa el guardameta del Atlético, Jan Oblak, con un coeficiente de 0,50, debido a que ha recogido en cuatro oportunidades el balón del fondo de sus redes en ocho partidos. El tercero en competencia es el portero osasunista Rubén Martínez, con un 0,88 luego de encajar siete goles en ocho encuentros.

Esta viene siendo la clasificación más real, a pesar de que en el Trofeo Zamora, no se incluye a Unai Simón entre los primeros puestos, dado que se considera que ha jugado un partido menos que la mayoría de los porteros de Primera. No obstante, para optar a este galardón de guardametas menos goleado de la máxima categoría se necesita, como mínimo, 28 encuentros de Liga y 60 minutos en cada uno de ellos.

Preparación de los porteros de fútbol

La preparación de los porteros incluye factores como la indumentaria y el entrenamiento físico y psicológico. En el primero, cada jugador necesita contar con buenos accesorios que ayuden a mejorar su rendimiento hasta la seguridad. Es preciso cumplir las reglas de uniformidad y también para evitar lesiones.

Debido a la fuerza que demanda en las manos, los guantes de portero se fabrican con altos % de látex natural,  lo cual permite un mejor agarre del balón y protege las manos de los remates fuertes. Zapatillas especiales para cada superficie o condiciones de juego que faciliten el desplazamiento. El resto de indumentaria se simplifica en shorts y camisetas, según el modelo del equipo.

A nivel físico, un guardameta necesita de su agilidad, coordinación y ejecución de acciones de forma rápida y esporádica. Desde movimientos con mucha intensidad y que se manifiestan con baja frecuencia. Su trabajo de fuerza está encaminado a la resistencia, el entrenamiento debe ser cualitativo, centrándose en aspectos neuromusculares de la fuerza.

A nivel psicológico, el portero debe contar con liderazgo que le permita tomar riesgos frente a la interceptación de la pelota en diferentes tipos de jugadas. Durante el entrenamiento, los movimientos de desplazamiento por el terreno se dan previos al contacto con el balón (saber colocarse) y posteriores al contacto con el balón (forma de levantarse después de una caída).